Las funciones ejecutivas son procesos cognitivos que nos permiten planificar, resolver problemas de forma inteligente, así como organizar y regular nuestra conducta. Son un “director de orquesta” de otras capacidades más básicas. Las personas con alteraciones de las funciones ejecutivas pueden mostrarse inflexibles, concretas, impulsivas, emocionalmente lábiles, irritables, o con dificultades en monitorear y darse cuenta de sus errores.
Es muy probable que un tumor afecte las funciones ejecutivas si este se encuentra ubicado en los lóbulos frontales u otras estructuras cerebrales conectadas a estos, como los ganglios basales, el tálamo y cerebelo. Sabemos que la neurocirugía puede afectar las funciones ejecutivas si daña alguna de estas áreas. La quimioterapia y radioterapia, así como los procesos inflamatorios generados por estos tratamientos, pueden también comprometer las funciones ejecutivas. Lamentablemente, al igual que para las dificultades de memoria, los efectos secundarios pueden durar semanas e inclusive meses.
Existen diversas estrategias que profesionales, personas con tumores cerebrales y sus familias pueden utilizar para disminuir el impacto de los problemas ejecutivos en el diario vivir. Para tener más información sobre lo que son las funciones ejecutivas y qué estrategias existen para intervenir, puede consultar la sección problemas en las funciones ejecutivas.