Serebros

Tumor Cerebral

Consecuencias del Tumor Cerebral

Físicas

Las consecuencias físicas pueden entenderse como los cambios que se producen en el cuerpo y su funcionamiento. No todas las personas que han tenido un tumor cerebral van a experimentar las dificultades aquí descritas. Mencionaremos las más comunes ya que suelen generar un mayor impacto en la funcionalidad y calidad de vida. {Play}
Convulsiones y epilepsia.

Las convulsiones ocurren cuando existe un aumento brusco de actividad eléctrica anormal en el cerebro, interrumpiendo su funcionamiento normal. Son el síntoma más común previo a un diagnóstico de tumor cerebral en adultos. Las convulsiones pueden ser experimentadas por un corto periodo de tiempo, tanto antes del tratamiento como después de este. Existe mayor probabilidad de tener convulsiones si el tumor es de bajo grado y crecimiento lento, o si el tumor se encuentra en alguno de los lóbulos cerebrales o meninges.

Cuando una persona tiene más de una convulsión debido a la existencia de un tumor cerebral se habla de epilepsia. La epilepsia luego de un tumor cerebral puede deberse al desarrollo anormal de células alrededor del tumor, o a un desbalance químico generado por este. Es importante considerar que el aumento de la frecuencia entre episodios de convulsiones no implica necesariamente que el tumor ha vuelto o está volviendo a crecer.

Tener convulsiones y ser diagnosticado con epilepsia luego de un tumor cerebral puede ser abrumador. Las personas pueden sentirse asustadas, preocupadas, ansiosas, enojadas e incluso deprimidas. A muchos les preocupa lo imprevisible que pueden ser las convulsiones, o qué ocurriría si tienen una convulsión en público y qué reacción puede provocar en la gente. Esto puede generar sentimientos de inseguridad y aislamiento social. Una forma de afrontar las convulsiones es identificar estímulos o situaciones que tienden a gatillarlas, disminuyendo la exposición a ellos. Existen muchas estrategias para asegurarse de estar lo más seguro posible cuando tienes una convulsión, o estar mejor preparado para cuidar a alguien que podría tenerlas.

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Problemas de visión.

Los tumores cerebrales pueden ocasionar cambios sensoriales dificultando la audición, visión o incluso sensación. Uno de los cambios más comunes son los problemas de visión. La persona puede experimentar una pérdida parcial o total de visión, visión doble, hipersensibilidad a la luz, sequedad en ojos por parálisis facial o movimientos oculares anormales. Debido a que la visión depende de un conjunto de áreas cerebrales, el tipo de problema visual dependerá de la ubicación del tumor. En ocasiones, las dificultades se pueden dar por inflamación del disco óptico o presión del nervio óptico. Algunos tratamientos médicos también pueden generar dificultades a la vista, como cataratas debido a la radioterapia, o glaucoma por el uso prolongado de esteroides.

El diagnóstico de problemas visuales luego de un tumor puede generar emociones negativas en las personas debido a las dificultades funcionales que esto conlleva. Es importante saber que uno no está solo, ya que existen equipos de profesionales que pueden ser de ayuda. Los oftalmólogos son médicos expertos en los ojos y pueden monitorear la salud de estos. Además, pueden entregarte herramientas y consejos para llevar a cabo tus actividades del día a día, o derivarte a otro profesional si es que lo consideran pertinente.

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Fatiga y cansancio.

La fatiga se refiere a la recurrente sensación de sentirse agotado, débil, desgastado o enlentecido. El nivel de fatiga puede variar. Para algunas personas es una dificultad leve, mientras que para otros es uno de los efectos secundarios más disruptivos en la vida diaria. La fatiga es poco reconocida en personas con tumores no cancerosos en el cerebro, o de bajo grado.

El desarrollo, crecimiento y progresión del tumor, en conjunto con la respuesta del cuerpo a este, involucra la destrucción de células tumorales y la reparación de tejido. Esto requiere de mucha energía, por lo que el cuerpo está constantemente trabajando y usando energía. La fatiga también puede ser consecuencia de la cirugía, la radioterapia o el uso de algunos medicamentos (esteroides y antiepilépticos). Los problemas cognitivos (atención, resolución de problemas) son comunes luego de un tumor, pudiendo enlentecer el procesamiento de información y generar fatiga mental. A su vez, la misma fatiga puede producir dificultades cognitivas, creando muchas veces círculos viciosos. La fatiga suele disminuir durante el primer año e inicio de tratamiento, no obstante, en ocasiones esta puede prolongarse por más tiempo.

La fatiga es un problema recurrente en muchas personas que sufren patologías neurológicas, por lo que se han desarrollado estrategias para disminuir su impacto en la vida diaria. El principal objetivo de estas estrategias es monitorear y gestionar de la mejor forma posible la energía existente. Para tener más información sobre qué es la fatiga y cómo se puede abordar visita la sección Fatiga Crónica.

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Dificultades motoras.

Los tumores cerebrales pueden generar una serie de consecuencias y dificultades motoras, provocando un deterioro significativo de la calidad de vida en personas con tumores primarios y metastásicos. Dentro de los déficits motores más comunes encontramos la debilidad motora unilateral (un lado) o bilateral (ambos lados), movimientos descoordinados involuntarios (ataxia), músculos rígidos y tensos (espasticidad) y pérdida de la capacidad de ejecutar movimientos complejos.

Tanto la ubicación del tumor como los efectos del tratamiento y medicamentos utilizados pueden contribuir a estos déficits. Daños en áreas frontales pueden generar problemas de movilidad o fuerza contralateral, así como dificultades en la programación motora (apraxia motora). Daños en áreas parietales pueden causar problemas motores debido a una dificultad en dirigir la atención a un lado del espacio o cuerpo (heminegligencia), así como desorientación espacial y problemas para reconocer partes del cuerpo (propiocepción). Lesiones del cerebelo pueden comprometer la coordinación motora. Lesiones en áreas profundas del cerebro pueden también producir dificultades para estar en pie a pesar de no tener debilidad motora, o problemas de control motor y equilibrio.

Diversos tratamientos pueden ocasionar efectos secundarios que comprometen la capacidad motora. Por ejemplo, tratamientos con esteroides pueden generar debilidad proximal en extremidades, dificultad para ponerse de pie o subir escaleras. La radioterapia y quimioterapia igualmente pueden ocasionar inflamación del cerebro (encefalopatías) afectando también las capacidades motoras.

Las dificultades motoras tienden a ser causadas por múltiples factores, requiriendo evaluar en detalle qué variables están influyendo en un problema motor específico. Una adecuada evaluación por parte de profesionales de la rehabilitación (terapeutas ocupacionales o kinesiólogos) es central para diseñar un plan de tratamiento. Si además existen problemas cognitivos secundarios al tumor o su tratamiento, es importante considerar su posible contribución a las alteraciones motoras.

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Referencias

Ardila, A., Arocho, J., Labos, E. & Rodríguez, W. (2015) Diccionario de Neuropsicología.

TKushner, D., Amidei, C. (2015). Rehabilitation of motor dysfunction in primary brain tumour patients. Neuro-Oncology Practice. 2(3): 185-191.

The Brain Tumour Charity. (2022). Being a caring. United Kingdom.

The Brain Tumour Charity. (2022). Living with a brain tumor: Side effects of a brain tumor. United Kingdom.

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Sección NeuroRehabilitación

Rehabilitación Física

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